Espacio de opinión de Canarias Ahora
Presunciones reales
La Unión Europa necesita una moneda lo suficientemente fuerte para no sólo estabilizar las economías de los países integrantes, sino para ser capaz de equilibrar aquellas que tengan problemas mayores por su fragilidad latente. Es necesario el establecimiento de una política de solidaridad del conjunto de países de la eurozona con los más débiles, que afrontan una deuda ?como la española- que se nos antoja demasiado pesada al no percibirse indicios de recuperación a corto plazo y en los que la discriminación social de sus ciudadanos es cada día más preocupante ante los ajustes, recortes y subidas descompensadas de impuestos impartidas por sus gobiernos.
En España, la demanda ciudadana se hace oír en las calles y los corrillos de los mercados, la falta de empleo que asola a miles de familias españolas en las que muchos ?o todos- de sus miembros forman porte de las listas del INEM desde hace tiempo ?hasta cuatro años-. Esto ha hecho que los ahorros familiares hayan desaparecido y se mantengan de las pensiones de jubilación de los padres o los abuelos ?con la pérdida de poder adquisitivo patente-. La sociedad española se encuentra sugestionada ante la falta de respuestas del Gobierno sin reacción aparente, esa sensación le hace no tener el sentido crítico necesario para lanzarse a la aventura de poner sobre la mesa de sus socios europeos las demandas de la sociedad que representa, sin complejos y con la determinación que le corresponde por haber sido elegido para ello.
Esa es la transparencia que vive el país, el indudable acto de una mala gestión política durante años en la que el ciudadano ha estado ignorante. Así nunca saldrán las cuentas por mucho que las familias hagan equilibrios con sus escasos presupuestos y desde luego, la imagen que España genera no es la más idónea para los inversores que se alejan cada vez más de nuestros mercados. Ante este evidente fiasco al que el Gobierno del PP nos ha remitido con sus argucias y falsas promesas, no queda mucho margen para buscar responsabilidades pasadas que en nada ayudan al presente; eso sí, tampoco cabe resignarse a la falta de honestidad de la clase política que gobierna nuestro país y pedirles explicaciones por ello. Todavía -pasados ya más de tres meses- el partido presidido por el Sr. Rajoy aún dista mucho de generar una credibilidad perdida por la transparencia debida a sus electores y al resto de la ciudadanía; cuando la Secretaria General del Partido Popular en el Gobierno, Sra. Cospedal, alentaba a la tranquilidad de la sociedad con la propagación de las declaraciones al fisco de parte de su Ejecutiva ?de momento solo ella ha presentado sus cuentas como Presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha-, el intento no ha dado el resultado esperado. A nadie engaña la absoluta insensatez de pensar que, con la exposición en el escaparate de la Agencia Tributaria de las cuentas de algunos miembros de la Administración, todo quedará zanjado y la contabilidad del Sr. Bárcenas será agua pasada en cuestión de semanas.
Pues más bien parece todo lo contrario, ante la postura de desidia mostrada por el Presidente Rajoy, con unas auditorías a las que ni empresas externas, ni internas ?del partido- se muestran capacitadas de llevar a cabo, la presunción de falsedad en los números de su partido se aleja al mismo ritmo que la honestidad de los responsables mencionados en los mismos. Todo este maremágnum de irresponsabilidades no es sin embargo, causa suficiente para introducir a todos los políticos en el mismo saco, no cabe duda de que no están todos los que son ni son todos ellos de la misma calaña; afortunadamente todavía quedan personas comprometidas con la ciudadanía que se esfuerzan en logar cambiar la imagen de la clase política con su trabajo honrado ?pocos pero validos- y eso es lo que tenemos que visualizar de manera coherente en un futuro próximo, reflexionado sobre los hechos acaecidos hasta ahora.
Lo que está pasando en España, está ocurriendo en otros muchos países no sólo del continente, nunca se puede decir “de esta agua no beberé?,” porque esa afirmación se puede volver en tu contra; como le ha pasado al Sr. Feijoo ?Presidente Xunta Galicia y del PP- con sus polémicas fotografías a bordo de un barco propiedad en esos tiempos de un contrabandista ?ahora encarcelado- gallego, patético sin duda. Pero esto nos lleva a una pregunta significativa ¿Desde cuándo debe ser intachable un ciudadano que se dedique a la política? De nacimiento desde luego no, todos en algún momento cometemos errores de los cuales arrepentirnos a tiempo, lo que no es de recibo es criticar situaciones que pueden ocurrirte más tarde y eso es lo que le ha pasado al PP en Galicia con este lío de antaño protagonizado por el ahora Presidente.
La sociedad no espera un personaje recatado y demasiado apropiado, esté bien se nos antoja el papel de santo más que político; lo que si se le requiere a una persona que trate de llegar al poder es honestidad, honradez, credibilidad y firmeza en sus actuaciones, con pleno conocimiento de que lo pasado siempre estará a la espera de ser sacado a relucir por sus contrincantes. Lo deseable es que, a pesar de todo, esté convenido de que lo que hace por sus ciudadanos en el presente tapa con creces lo anterior y se diluye en el futuro.
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