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Rajoy es chavista
Miren por dónde. Tantas y tantas críticas al régimen chavista, tantas solemnes invocaciones a la libertad malherida en la Patria del Libertador… Y Rajoy ha acabado imitando a Maduro, al denostado chavismo, negándose a aceptar la voluntad popular expresada en las urnas.
No simpatizo con el chavismo. Su deriva autoritaria se percibía desde el minuto uno, cuando los venezolanos -asqueados por la corrupción de los partidos tradicionales- le dieron la mayoría al comandante Hugo Chávez Frías y acompañaron la institucionalización de la República Bolivariana.
Perdidas las elecciones, el régimen chavista ha desempolvado viejas habilitaciones constitucionales para poner en marcha un Parlamento alternativo (representativo de organizaciones populares hegemonizadas por el partido del Gobierno, inspirado en la teoría autoritaria del Estado que formuló un Marx encandilado por la revolución francesa de 1871 y la Comuna de París y después Lenin en la revolución rusa de 1905) y arrinconar a la nueva Asamblea Nacional venezolana. En realidad, es un flagrante golpe a la constitucionalidad bolivariana.
Rajoy, admirador de Maduro, no quiere someterse al control político de un Congreso en el que ya no tiene mayoría.
Si no he entendido mal, el Gobierno en funciones se considera perfectamente habilitado para representar a España en la UE y tomar decisiones de gran calado, como si no estuviera en funciones sino en pleno ejercicio de sus atribuciones constitucionales. Pero al mismo tiempo pretende que el Congreso no disponga de mecanismos de control sobre esas actuaciones del Gobierno.
Dicho de otra forma: Rajoy dice que el Parlamento, que puede controlar a un Gobierno en plenitud, no pueda hacerlo con uno en funciones. Es decir, negar un principio milenario de interpretación jurídica: el que puede lo más, puede lo menos.
Rajoy niega que los representantes de la soberanía popular, que desempeñan la función de control sobre un gobierno en pleno ejercicio del poder ejecutivo y de la dirección política del país, puedan controlar a un gobierno en funciones…que, además, compromete a España ante las instituciones europeas, como si siguiera contando con mayoría absoluta y confianza parlamentaria.
Para sostener lo insostenible, Rajoy actúa contra sus propios actos, violando otro principio jurídico básico y más viejo que maricastaña. Porque no puede actuar como si no estuviera en funciones y negarle al mismo tiempo al Congreso la potestad de controlar a un gobierno que no está en funciones.
En una de éstas, Maduro le escribirá: “Mariano: nos conocemos, nos queremos, al fin solos tú y yo”.
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