Entre los gallegos ejercientes está Mariano Rajoy, que acaba de desmarcarse de la teoría de la conspiración del 11-M; no sé si bajando o subiendo. “Lo de la teoría de la conspiración que se lo pregunten a otros”, ha dicho el líder pepero y quedóse tan pancho.Asegura Rajoy en apoyo de su autoexculpación que él nunca ha mencionado en el Congreso de los Diputados la conspiración; lo que daré por bueno porque, en realidad, que lo hiciera o no es lo de menos; lo que importa es que el PP por él liderado lleva tres años y pico dále que te pego a la autoría de ETA y que lo hemos visto a él, a Rajoy, no en una ni en dos manifestaciones bajo pancartas conspiranoides que exigían la verdad. La que ahora tienen y no aceptan porque no es la que les gusta.Dice Rajoy que le preguntemos a “otros”. Sin especificar quienes sean esos “otros”. Dado que anduvo por aquí hace poco y habló con el macho Soria, no descarto que lo imite y acabe culpando a los psocialistas; como en la trama eólica, mismamente.Al decir “otros”, a secas, nos invita Rajoy a que los señalemos con el dedo y les pongamos las caras (duras, of course ) que corresponda. Él no se atreve. Podrían ser Ángel Acebes, ministro cuando el atentado y su mano derecha, Ignacio Astarloa. Sin olvidar a Aznar, interesado en hacernos creer que el 11-M era cosa de ETA para ocultar que realmente fue la venganza del terrorismo islamista por sus ansias de figuroneo, foto de Azores por delante.Igual desmarque intentan Acebes y Astarloa, con Zaplana en las bandas. Tratan de cargar todo en la mochila (¿azul?) del eurodiputado bocazas Agustín Díaz de Mera, jefe de la Policía con el PP. Hacer de chivo expiatorio y explicatorio va con los sueldos subalternos. Ya puede Díaz de Mera formar sindicato con Rafael Vera, al que le tocó pechar con los GAL, como reconociera hace poco Felipe González al afirmar que Vera recibió los golpes a él dirigidos.No me apetece, qué quieren, entrar en consideraciones sobre lo de Rajoy. Se comenta solo. El hecho de que salga por ahí, después de tres años dándole el PP a la matraca para encabronar al ciudadanaje, indica el grado de desvergüenza que puede alcanzar la derechona. Él es el presidente de esos “otros” y por tanto quien autorizó la tesis de la conspiración que se le ha vuelto en contra. Le salió mal y en política los errores se pagan; especialmente si, encima, se cometen acumulando mentiras. Y conste que avisado estaba.A ver qué se le ocurre para mantener la tensión en que depositaron todas sus esperanzas hasta 2008.