Espacio de opinión de Canarias Ahora
Ritos de fin de año
Pero, hay quien no se conforma con eso y, para auspiciar la ventura sentimental, bebe el champán con un anillo -tipo de pedida- dentro del líquido burbujeante. Y quien tiene cuidado de llevar esta noche ropa interior de color rojo. Y quien, ya el remate italianizante, desayuna con lentejas compuestas en vez de con chocolate y churros, tan castizos ellos.
Pero, como les decía al principio, da lo mismo. Luego, llegan los cereales, se ponen por las nubes y nos joroban el presupuesto y la capacidad adquisitiva. Un suponer.
Nacerá el año con la perspectiva inminente de las batallas electorales y muchos de sus protagonistas de esas lides entrarán en él con los dedos cruzados. Los comicios son un buen augurio. No por quién gane o por quién deje de ganar. Me refiero a la economía. Las urnas siempre mueven recursos y dineros y eso anima el cotarro. Lo que tiene que hacer el personal interesado es tener las cañas -o las redes- preparadas para beneficiarse de la revoltura de las aguas.
Pase lo que pase en esas elecciones de marzo, nada o poco cambiará aquí. O por lo menos, y de momento, es lo que asegura nuestro pequeño presidente autonómico. Sea quien sea el vencedor, el pacto CC-PP se mantendrá, afirma con rotundidad. No porque convenga a Canarias -si triunfa el PSOE- sino porque conviene a nuestro pequeño presidente, que por nada del mundo renunciaría a un cargo gracias al cual quien gobierna de verdad en este Archipiélago es el Partido Popular. Y, si no, cuenten ustedes las consejerías y aquilaten el valor de las áreas que se ha repartido el bipartito. La política es el arte de lo posible, pero también el escenario de los mezquinos personalismos.
Lo que cambiará es que López Aguilar se irá a Madrid. Una decepción para muchos, si somos sinceros. Me comentan algunos colegas que, al menos, con la marcha del líder socialista al Congreso, la tensión disminuirá en Canarias. Uno lo duda. Simplemente, las escandaleras dialécticas serán más escandalosas. Porque los gritos habrán de ser mayores por aquello de la distancia.
Los ritos, como los buenos deseos de estos días, no sirven de nada, ya digo. Las urnas, sí, y ya veremos lo que nos deparan para allá, dentro de tres meses y poco más.
José H. Chela
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