El otro sector

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En la actualidad, más allá de la salvaguarda de la salud pública, si establecemos una categorización por sectores económicos, de forma indudable la hostelería se lleva el primer premio en importancia. Ahora bien, el comercio también existe. De hecho, siendo parte del sector servicios, prácticamente alcanza el 18% del PIB en Canarias, con el consiguiente arrastre que tiene sobre el empleo y la dinamización poblacional de las ciudades. Por ello, es indiscutible la relevancia del sector comercial en la economía de Canarias debido a su alta aportación de las Islas. De hecho, hasta finales de 2019 todos los indicadores habían ido mejorando paulatinamente en el Archipiélago en consonancia con la evolución del crecimiento económico, tanto desde el punto de vista de las transacciones efectuadas como del empleo que generaba. No obstante, la realidad es cambiante y, con ella, la habilitación de soluciones y propuestas con el fin de ofrecer las herramientas oportunas para adaptarse a las diferentes condiciones imperantes. Y nada mejor que una pandemia para recordarlo.

Ahora bien, de aquí en adelante es necesario reforzar los procesos de planificación en materia comercial con la finalidad de tener, no solo una tipología de indicadores de seguimiento, sino instrumentación de alto valor añadido que permita potenciar el arranque y la recuperación de forma satisfactoria, corrigiendo las variables que, hasta la fecha, han mostrado algún tipo de disfuncionalidad. ¿Y cómo hacerlo? Contextualizando, analizando y ordenando a través de una planificación coordinada y consensuada.

Para la actividad económica, el comercio representa uno de los sectores estratégicos para su crecimiento. La esencia competitiva de sus agentes ha provocado a lo largo del tiempo el desarrollo y la dinamización de las ciudades y centros urbanos. Hemos de tener en cuenta que es un sector muy dinámico que se encuentra en continua transición. La necesidad de atraer de forma incesante a la demanda hace que el esfuerzo por lograr la innovación y la diferenciación sea constante. Ha pasado de ser uno de los sectores más antiguos y tradicionales, a ser un sector donde solo pueden sobrevivir las empresas que consigan adaptarse a las nuevas tendencias de los consumidores, a la globalización y digitalización, debido, principalmente a su carácter trasversal.

La evolución del sector hace que los comercios tradicionales tengan que invertir en talento y tecnología para no terminar desapareciendo. Esto implica que se han de destinar muchos recursos en la modernización de sus infraestructuras y también de su cultura. Por lo tanto, es necesaria la creación de planes estratégicos en el seno de las empresas para saber dónde están y hacia dónde quieren dirigirse. Desde el ordenamiento público, también debe plantear las condiciones que el propio diseño de infraestructuras debe poseer, tanto tangibles como intangibles.

Teniendo en cuenta que los niveles de resistencia de las empresas normalmente van en consonancia con su saludo financiera y dimensión, se asistirá a un cambio de fisionomía en donde los niveles de concentración se agudizarán. En definitiva, el aprendizaje y el conocimiento son las principales condiciones para que una empresa pueda sobrevivir en cualquier sector y en este no iba a ser menos debido a que se requiere un mayor esfuerzo de adaptación y previsión. Pero una de las actuaciones previas al aprendizaje es la obtención de una información completa sobre la realidad del entorno. Porque si no sabes dónde te mueves, es probable que tropieces y te caigas.

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