La Venezuela que no hubiese deseado Simón Bolívar

Desde que el actual dictador nacido en Sabaneta, Barinas, llegó a la presidencia venezolana, tras un intento de golpe de Estado, que no tuvo éxito, contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el “cuenta cuentos” de actual dirigente venezolano sólo ha demostrado una paranoia imaginaria y fantasiosa, motivando llevar al país a la ruina, miedo e inseguridad. Sin duda, y ante el alarmismo, temores y miedos con los que actualmente viven millones de venezolanos y emigrantes canarios ante el “peso” de la dictadura chavista; ejercer la profesión de periodista en tan maravilloso país caribeño es todo un riesgo y una osadía por parte de los compañeros que la ejercitan, los cuales son expuestos al chantaje, amenazas de todos aquellos que llevan una camisa roja.

El año pasado, y con motivo de mi estancia en Venezuela, pude comprobar la valentía, pero a la vez temerosa de algunos compañeros de la profesión periodística. Una profesión, que admiro, amo y respeto, pero siempre y cuando sirva para ejercerla con honradez, transparencia y honestidad. Sobre todo, que permita realizarla a través de las columnas democráticas que todo país y personas tienen derecho. Aunque ya lo está, Hugo Chávez insiste en llevar al país a la ruina y a un posible conflicto social ente los hermanos venezolanos. Sus provocaciones, amenazas y peligrosas decisiones, motivan ver en un futuro no muy lejano, una Venezuela embargada e hipotecada por las locuras de un ser que pasará a la Historia como un fanático dictador militar que llevó al fondo del precipicio en su gestión política, social y económica; lesionando los derechos de la personas y de las libertades democráticas.

Venezuela necesita de una reconstrucción gubernamental, pero para ello deberá derrotar al dictador en las urnas democráticas y, que con el paso del tiempo, se han convertido en votos de huellas digital como “bultos sospechosos”. Un país como Venezuela no puede vivir con el miedo en el cuerpo; con la duda y con la incógnita de saber como será un nuevo día, un nuevo amanecer, un nuevo despertar. Venezuela necesita de pulmones democráticos frescos; de un líder que sea capaz de granjearse el respeto y admiración y que sea capaza de transmitir seguridad, progreso y calidad de vida. Mi estancia en Venezuela no fue producto de mi imaginación. Resultó ser real como la vida misma, donde la libertad de expresión y el desarrollo del periodismo esta censurado, perseguido y amenazado por un gobierno que insiste en utilizar la figura de Simón Bolívar como referencia de un futuro mejor para el pueblo venezolano. Simón Bolívar fue grande y coherente, pero jamás hubiese aprobado la dictadura del gobierno de Hugo Chávez.

Rafael Lutzardo