La verdad existe, pero no interesa ser publicada

Por otro lado, observo o leo en el periódico El País un artículo de la periodista Rosa Montero, donde escribe la experiencia que está pasando en México la también periodista y amiga suya Judith, especializada en temas de narcotráfico; la cual lleva quince años cubriendo Ciudad Juárez, que es un sitio espeluznante para vivir (2.086 asesinatos en año 2011). Escribe la compañera Rosa Montero que su amiga y compañera de profesión Judith pide ayuda contra la impunidad y el silencio. Sobre todo, ante el hallazgo de una fosa clandestina a una hora de Ciudad Juárez, con los esqueletos de tres adolescentes desaparecidos entre 2009 y 2010. No se conocían, pero ahora han aparecido juntas, unidas en su horrible destino; escribe Rosa Montero. Desde hace 19 años, Ciudad Juárez es un matadero de mujeres. Todas muy bellas y muy pobres, la mayoría muy jóvenes.

Del mismo modo, el hallazgo en 2001 de ocho cadáveres juntos en una fosa en el Campo Algodonero provocó un escándalo internacional, porque evidenciaba la existencia de una mafia. Pero ni la presión mundial ni la sentencia del año pasado de la Corte Internacional de Derechos Humanos contra el gobierno de México por su negligencia en perseguir estos casos han logrado ningún resultado. Esto quiere decir que en muchos países del mundo están ocurriendo verdaderas masacres de asesinatos por bandas mafiosas organizadas. Entre esos países se encuentra Venezuela; que terminó el año 2011 con 19:236 muertes por asesinatos. El hampa es la mafia que controla el país del Hugo Chávez moribundo. Así pues, tenemos que seguir cumpliendo con nuestro deber de informar, aunque la factura bien pudiera resultar cara para los que intentamos escribir la verdad. Escribir la realidad en periodismo de lo que sucede en un determinado país corrupto puede resultar peligroso, especialmente cuando el capitalismo, la corrupción y los poderes fácticos intentan prostituirse a costa de las sociedades de los pueblos llanos.

Rafael Lutzardo