El voto de los católicos

Se llama Gustavo Pulido. Gustavo estuvo en la cárcel por negarse a cumplir la ley que lo obligaba a formar parte del ejército español. Después de salir de la prisión del Salto del Negro continuó con la lucha antimilitarista y el trabajo social. Gustavo también es católico. En su boda cantamos al Cristo obrero, al Cristo artesano, al Cristo albañil, al Cristo de los empobrecidos. No hubo traje de pronovias ni corbata que cortar para recaudar perras para una luna de miel en Nueva York. Hubo canciones de Silvio Rodríguez y mensajes por la paz y contra el militarismo. Mensajes desde todos los lados de una iglesia donde nadie hablaba desde el altar.

Se llama Fernando Ríos, es de la isla de La Palma pero vive en la selva brasileña desde hace 20 años. Lo trajo a El Correíllo el cura Jorge Hernández. Fernando denunció en la radio a las industrias madereras europeas y norteamericanas que compran kilómetros de selva con la población indígena dentro y que luego eliminan a los indígenas como quien quita la malahierba, para poder explotar el negocio de la madera. Fernando no mete a Cristo en la selva para echarlo a pelear con los dioses de los guaraníes o los karajás. Fernando escucha a los otros y respeta sus dioses, y les habla del Cristo que dijo aquello de los pobres, los ricos, el camello y la aguja. El cura palmero les explica que alguien tradujo mal el Nuevo Testamento, porque Cristo no aceptaría que la otra mejilla la tengan que poner siempre los mismos, y el cachetón lo den siempre los poderosos.

Conviene saber que no todos los católicos harán caso de la rueda de prensa de la jerarquía de la iglesia católica española en la que recomendaron implícitamente el voto al Partido Popular. Para los obispos españoles ser católico es compatible con apoyar la masacre en Irak, pisotear los derechos de los homosexuales y negociar con ETA si el presidente del gobierno se apellida Aznar o Rajoy. Estoy convencido de que Koldobi, Gustavo y Fernando se pasarán por el forro de los zapatos los consejos de la jerarquía católica. Los zapatos (o más bien las cholas) de estos tres católicos honestos y luchadores han recorrido mucho mundo trabajando por los más empobrecidos. Cuánta diferencia frente a los zapatitos de charol de los obispos peperos que dirigen la iglesia católica española, que pretenden imponer una doctrina que está tan cerca del infierno de la guerra que desde el gabinete de Aznar bendijo el miembro del Opus Dei Federico Trillo Manda Huevos y tan lejos del cielo cristiano que imaginan los que han conocido a Cristo gracias al mensaje y el ejemplo de Koldobi, Gustavo y Fernando.

Juan García Luján