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La anorexia en internet

Juan García Luján / Juan García Luján

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En Canarias se calcula que hay veinte mil jóvenes que padecen esta patología. La falta de centros públicos en las islas ha provocado que muchas de ellas hayan tenido que trasladarse a Barcelona para recibir una atención en centros especializados, donde hay que pagar 4000 euros al mes. La mitad de las jóvenes ingresadas en estos centros de la ciudad condal son canarias. A pesar de esta desatención institucional los familiares afectados no han protagonizado muchas protestas, la causa principal es que se trata de una enfermedad que sigue avergonzando no sólo a quienes la padecen sino muchas veces a sus familiares.

Las asociaciones de familiares de enfermas de anorexia y abulimia han criticado en más de una ocasión los desfiles de modelos que tienen esta enfermedad, o las tallas habituales en las tiendas de moda, que provocan que muchas jóvenes se acomplejen de su cuerpo porque no cabe en las ropas que se ofrecen en esas tiendas. Los organizadores de las pasarelas de moda han reaccionado de forma positiva, y han tomado medidas para evitar que desfilen modelos con cuerpos esqueléticos que eran una referencia para muchas jóvenes. Aunque no conozco a ninguna gorda que sea modelo profesional. Sobre las pasarelas se pueden ver ropas de todo tipo, vestidos sin parte de arriba, pantalones rotos, sombreros que parecen paraguas, vemos de todo pero nunca a modelos gordas, que sólo salen para desfiles exclusivos de tallas especiales.

El mensaje desde el mundo de la moda es : “las gordas no existen”. Por eso no debe extrañarnos que desde el ordenador personal se puede acceder a miles de páginas webs con consejos para adelgazar. Se trata de páginas totalmente legales pero que, según los expertos, pueden ser más perjudiciales que la pornografía. Lo contaban ayer en el diario El País, en la red se están celebrando carreras para ver quién adelgaza antes. En un foro una muchacha escribe: “Ya tengo 65 kilos, y mido 1,70, me propongo bajar hasta los 60, ¿quién se apunta conmigo?”. En algunas páginas dan consejos para no comer y para engañar a la familia si te pregunta si has comido.

Para evitar que los menores entren en este tipo de páginas existen unos filtros que se pueden instalar en los ordenadores. Pero la mayoría de padres y madres los desconocen. Aunque creo que no estamos ante un problema de filtros de ordenador. Estamos ante una consecuencia de un sistema donde prima la imagen. Y dentro de la referencia de imagen hay unas tallas determinadas. ¿Conoce usted a alguna gorda que presente un informativo en televisión? ¿Y, aparte de Cristina Almeida, conoce a alguna gorda diputada? ¿No le contaron a usted alguna vez un chiste sobre Cristina Almeida donde la parte graciosa estaba relacionada con la gordura de la política extremeña? ¿Ha visto usted a alguna gorda participando en un debate televisado?

En la sociedad donde la obesidad infantil se ha convertido en unos de los principales problemas de salud en los países occidentales, ¿cuántos niños gordos protagonizan series infantiles o juveniles?¿esos niños gordos destacan por algún aspecto diferente a sus medidas superiores? Todavía la gente mayor cuando ve a un bebé rellenito dice “qué hermoso está”. Para quienes vivieron la sociedad de la posguerra, con el hambre merodeando por muchas casas, la imagen de un chiquillo gordo era sinónimo de un niño sano. Hoy nos encontramos con una mentalidad en el otro extremo.

En la sociedad de la opulencia, donde crecimiento económico se asocia con bienestar social, aspiramos a que nos crezca el sueldo pero no la barriga. No se trata de hacer una apología de la gordura. Pero si no escondiéramos a los gordos o a las gordas, si los viéramos en los programas de televisión la misma cantidad de veces que los vemos en la calle, quizás no pasarían las cosas que están pasando. Quizá es hora de pensar en serio en esa muchacha flaca que se mira al espejo y se odia, y después va al baño y vomita a escondidas, y luego lee en el ordenador que todo lo que alimenta destruye. Quizá va siendo hora de que alguien le diga a esa chiquilla que el rostro del monstruo no es lo que ella ve en el espejo, que el auténtico monstruo lo tenemos todos dentro de nuestra mente, que la alimentación más dañina son esos mensajes que consumimos cada día, que nos dicen que hay que perseguir a los diferentes, que la estética es más importante que la ética y que el sendero de la frivolidad conduce directamente al éxito

Juan García Luján

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