No ha habido tregua ni por Fin de Año. José Carlos Mauricio no descansa en su afán por conseguir que Román Rodríguez muerda el polvo de la vicepresidencia o se vaya para su casa. A ser posible esto último. Y para ello no hay vacaciones que valgan. El hombre está convencido de que con la aplicación de los votos internos en Coalición Canaria, jamás se desbloqueará el empate entre Adán Martín y Román Rodríguez. Por tanto, hay que romper ese bloqueo, o al menos amagar con que se puede romper, presentando un tercer candidato, por supuesto de ATI. Y le ha tocado a Paulino Rivero, como saben. Pero es necesario, además, ir laminando los apoyos de Román Rodríguez en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, de modo que se rompan las unanimidades y la generalizada creencia de que sin Román a la Presidencia, la debacle oriental puede ser de agárrate y no te menees. A tal fin, Mauricio ha activado su fábrica de sueños y ha puesto en marcha varias iniciativas. La primera, intoxicar con encuestas que al parecer sólo existen en su cabeza y que contradirían las que andan respaldando las tesis romaníes. Encuestas grancanarias aderezadas con otras tinerfeñas, de manera que la cosa adquiera visos de verosimilitud. Luego, a reunirse, que esa es otra que le encanta.