Todas estas indecentes presiones, todos estos atentados a principios fundamentales como el de la información y la libertad de expresión, van cobrándose sus tributos cada día en medios de comunicación como éste. Son tributos importantes que, lejos de amilanarnos, nos animan a continuar porque los accionistas que han apostado por este proyecto creen que este tipo de acontecimientos les dan la razón. Uno de los tributos más dolorosos sufridos por este periódico ha sido ver cómo algunos accionistas han tenido que vender sus participacipaciones por no poder soportar las coacciones de más de un partido político. Fue el caso de la compañía Global Salcai Utinsa, que poseía un importante paquete como socio fundacional. Sus necesarias y estrechas relaciones con las Administraciones Públicas le impidieron mantener su presencia en el periódico sin afectar a aquéllas ni a la independencia de la publicación. También se marcharon otros pequeños accionistas a los que coaccionaron ciertos dirigentes empresariales con alguna influencia. Hay anunciantes que han tenido que retirar su publicidad de este periódico atendiendo a las mismas coacciones, si bien en algunos casos que no debemos concretar, han decidido continuar pagando las tarifas publicitarias rogándonos que no aparezcan sus anuncios para evitar esas presiones. Apuestan por este proyecto, pero no quieren sufrir abusos por parte de los que no entienden cómo son las cosas del Estado de Derecho. No queremos parecer héroes. Si hemos contado todo esto es por el compromiso adquirido con nuestros lectores. Nos mantenemos firmemente en el convencimiento de que un proyecto informativo ético es necesario para explicar las cosas que ocurren en Canarias, por más que presionen e intenten taparnos la boca. Lo reclaman muchos ciudadanos, lo que nos lleva a concluir que, además de ético, muy pronto será un proyecto altamente rentable.