¡Aleluya! ¡Suenen las trompetas! ¡Avéntensen los pétalos de rosa! ¡Descórchese el champán y bríndese por la buena nueva! ¡La vicepresidenta del Cabildo de Fuerteventura ha contestado una llamada de su presidente! ¡Impresionante acontecimiento! ¡Lo más grande de la historia de la democracia!, que diría su jefecillo, Manolo Soria. Cuarenta y ocho horas después de la primera llamada, este miércoles por la mañana Águeda Montelongo se le puso al teléfono a Mario Cabrera. La doñita continuaba en Tenerife dedicándose a sus labores de candidata del PP al Parlamento regional, lo que la tenía tan ocupada que le resultaba totalmente imposible ponerse al aparato. ¿Qué es lo que pasa Águeda?, le increpó el presidente de la institución. Nada, Mario, que no he podido dedicarle un minuto a este asunto que se han inventado los del CANARIAS AHORA, que ya sabes que la tienen cogida con los del PP. Ya, ya, Aguedita, pero esto requiere una explicación urgente por tu parte, que tengo a los míos pidiéndome tu cabeza. Ya lo sé Mario, y perdona, pero te juro por la cobertura de mi móvil que este mismo jueves por la mañana tendrás sobre tu mesa un informe explicándolo todo, explicando por qué sostenemos nosotros que todo ha sido un error y que tu gente nos lo ha ocultado para jodernos. Vale, Aguedita, pero no digas palabrotas. Este jueves, por lo tanto, el presidente del Cabildo de Fuerteventura decidirá si la trola del PP tiene medio pase o pase entero, si destituye a Águeda Montelongo o la humilla retirándole cualquier tipo de firma que tenga que ver con el uso (o mal uso) de los fondos públicos de la institución. Hasta entonces, que suenen las fanfarrias, que Aguedita encontró el botón de descolgar.