El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El alcalde se volvió a emborrachar
Hay alcaldes que jamás se imaginaron que pudieran alcanzar su máximo nivel de incompetencia, vamos que ni en sueños se vieron portando bastón y libro de decretos al frente de los designios de un municipio. Son los que, enseguida, demuestran lo grande que les queda un cargo y lo defectuosa que es la democracia en casos tan concretos. El ejemplo más palmario lo podemos encontrar en estos momentos en el alcalde de San Juan de la Rambla, Tomás Mesa, que alcanzó su clímax político de buenas a primeras cuando a Coalición Canaria se le ocurrió hacerle alcalde de la localidad con una moción de censura aun tratándose del único concejal del PP que por allí pululaba. Ya sabrán que a Mesa lo han cogido con una tasa de alcoholemia seis veces superior a la legalmente admitida, y que su partido le ha abierto un expediente de nunca jamás para calmar el vacilón popular manifestado mayormente a través de las redes sociales. Superados los primeros efluvios etílicos, y comprobado que existe la posibilidad de dimitir (lo hizo esta misma semana la concejala de Alcorcón que triplicó la tasa y atropelló a una anciana), a Tomás Mesa no se le ocurrió la prudente salida del silencio, ni por supuesto la de irse a su casa a esperar una nueva oportunidad para la política. No, nuestro hombre, ni corto ni perezoso ha emitido un comunicado de esos que transforman el vacilón en indignación. De entrada hay que recomendarle que no escriba comunicados si es para escribirlos así, y si se lo han escrito, que cambie de escribiente. Porque es una pieza plagada de disparates y patadas al buen léxico hispano. Hablar de “los últimos acontecimientos sucedidos”, “dentro del contexto”, “sea esa persona alcalde, o vecino y vecina”... entre otras lindezas pretendidamente cultas estropearía el fondo si el fondo tuviera consistencia, que no la tiene en absoluto. Su mensaje central ?no se lo pierdan- es que su borrachera a los mandos de un volante pertenece a su esfera privada, olvidando aspectos tan relevantes como que es un cargo público, que conducía borracho por una vía pública y que provocó daños a terceras personas en una vía pública. Por no recordarle que juró o prometió en su toma posesión guardar y hacer guardar las leyes y que, aunque sea imposible de exigir a un individuo así, debe observar un comportamiento si no ejemplar, al menos que no avergüence a sus vecinos (y vecinas).
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