El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Las amargas victorias de Soria y Suárez Gil
Vivimos con los patrones cambiados. Una magistrada da por hecho que el vicepresidente del Gobierno viaja gratis en el jet del empresario al que apoya para que se le otorguen millones de euros en camas turísticas, y el afectado lo celebra reclamando que se le disculpen en sumisa postura los que osaron afearle tal conducta. Un vicepresidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas pierde una votación por 26 a 12 para que abandone sus cargos en esa corporación, y dice que ha ganado porque faltaron unas décimas para que se alcanzara el quórum suficiente para la consulta. En ambos casos, ambos vicepresidentes, ambos de intachable conducta en la defensa del interés general, les respaldan la ley y sus correspondientes interpretaciones, pero los dos han quedado desacreditados en sus respectivos ámbitos como resultado de sus propios actos. Tocados en lo público, legitimados por la ley. Oh, la Ley y sus administradores. Qué dificil evitar la delgada línea que separa lo justo de lo injusto; lo premeditado de lo negligente; el ejercicio del poder de la ignominia. El descrédito ganado a pulso.
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