Tiene mucho peligro que una empresa pública tenga la dimensión que ha adquirido Gesplan en los últimos años, máxime en un lugar tan chiripitifláutico como este donde ese tipo de organismos escapan con inusitada facilidad de cualquier mecanismo de control democrático. Nuestros propios endemismos y la experiencia acumulada nos invitan a sospechar de inmediato que estamos ante una potencial fábrica de clientelismo y de enchufismo, porque ya nos dirán ustedes si se puede exigir que estas descontroladas empresas apliquen con rigor la máxima de la capacidad y los méritos para sus cada vez más abultadas y precarias contrataciones de profesionales. Pero si encima nos encontramos con una empresa poco eficiente, apaga y vámonos. Hablando de apagar, la última Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Cotmac, celebrada la semana pasada, abordó la aprobación inicial del avance (repetimos, avance) de los planes especiales de infraestructuras energéticas de La Palma y de La Gomera. Nada noticiable si no fuera porque se trata de dos proyectos encargados a la empresa pública Gesplan mediante la modalidad de encomienda de gestión ¡hace ya cinco años y pico! Y no son los únicos planes territoriales especiales que le han sido encargados con las mismas demoras: por algunos cabildos insulares cunde el pánico al comprobar que esas herramientas de planeamiento realizadas desde una empresa pública gubernamental han tardado tanto en redactarse que ya no se adecúan a los planes insulares de ordenación de cada isla.