No debe tener abuela el presidente del PP canario, José Manuel Soria, porque de lo contrario serían dos, incluso tres, los apologetas de su figura. Este martes por la noche se gustó de lo lindo en el programa de TVE 59 Segundos de Canarias, donde habló de su “apostolado” en la política, de lo solidario que es con las ONG desde que cobró su primer sueldo o de lo valioso que es en cada puesto donde se desempeña como ese brillante gestor que siempre ha sido y siempre lo será, y siempre lo será. El plató de la Feria del Atlántico, donde están las instalaciones de TVE-C, se hizo pequeño ante el castillo de fuegos artificiales que Soria hizo explotar en su honor y que alcanzaron su máximo esplendor con grandes palmeras en el momento en el que, contestando a Nicolás Castellano, de la Cadena Ser, proclamó que su caso es “completamente distinto” al de Juan Fernando López Aguilar, al que criticó de manera inmisericorde cuando dejó la política canaria diez meses después de tomar posesión como parlamentario regional. Para avalar esas diferencias, Soria confesó ante el mundo que a él Canarias le gusta más “que cualquier otra parte del mundo”, que va a seguir trabajando por ella y que estuvo estudiando fuera desde los diecisiete, un año en Venezuela, unas oposiciones, un puesto de trabajo en Madrid... hasta regresar a las islas para atender una empresa familiar. Por más que profundizamos en esas extraordinarias diferencias, no le vimos coherencia a sus solemnes proclamas.