Al gremio de impresores de Canarias está a punto de llenársele la cachimba por completo con las cosas que tiene este Gobierno del exquisito desequilibrio. Entre el diseñador de cabecera, el cambio de identidad corporativa y lo bien que quieren desde ATI que le vaya a Litografía Romero, algunos ya no saben qué hacer. Romero, para que nos entendamos, es la imprenta participada en una buena porción por el Cabildo tinerfeño, que desde que pasara por su plantilla el hoy presidente de la Comunidad, no ha dejado de inyectarle dinero y buen rollito para que la fiesta no decaiga. La última hazaña de exquisito desequilibrio la constituyó el libro Conocer Canarias, un intento bastante bien intencionado que, sin embargo, se topó con las prisas y el mal hacer de esta nacionalidad.