Lo que sí hay que reprochar a Zapatero es que le haya contado tantas cosas del vídeo del aeropuerto de Barajas al presidente canario, Paulino Rivero. Frito por ser el primero que ofreciera unas conclusiones técnicas preñadas de solvencia, Rivero explicó a los periodistas en La Moncloa cómo el presidente del Gobierno le contó que el piloto “apuró al máximo la pista”, un dato que debe ser especialmente elocuente para explicar el accidente aéreo. Los expertos que han visionado esas imagenes de lo que hablan es de que el aparato no alcanzó la velocidad necesaria para emprender el vuelo y que en el vídeo no se aprecia que el motor izquierdo ardiera antes de que el MD 82 se estrellara. Pero donde bordó Rivero el verbo y la prudencia fue cuando acusó a Spanair de “no estar a la altura”. Jo, qué desafortunada expresión. Rivero ha sintonizado públicamente con los mismos medios de comunicación que desde el primer momento se han empeñado en responsabilizar a la compañía sin esperar a tener datos fiables de la investigación. Es como el ácido bórico, pero esta vez hay un presidente avalándolo.