Los pata negra se han ido adaptando a la idiosincrasia, que se llama, y constituyen una gran mayoría de peninsulares. Los catalanes, sin embargo, son muy pocos, pero se hacen notar mucho por lo que les decíamos de la necesidad de trincar un buen traslado. En Las Palmas hay una inspectora considerada un auténtico hueso, y si bien es cierto que lleva aquí mucho tiempo, más cierto es que está intentando un traslado a la cornisa cantábrica. En Tenerife, sin embargo, se produce el entrañable fenómeno del arraigo porque la inspectora de esa delegación se ha casado aquí y tiene intención de quedarse. Para que vean hasta dónde puede afectar a los administrados la inestabilidad laboral de los funcionarios. En el caso de la RIC, la cosa ha llegado hasta límites más que anómalos. Vamos encontrando explicaciones.