Lo de La Markesina que les hemos contado tiene enjundia. Pero para atropello discotequero, el que viene sufriendo desde septiembre pasado la discoteca Chic, de Playa del Inglés, que está siendo víctima, sospechamos, del pulso político entre los partidarios de la Federación de Ocio y Restaurantes (Fecao) y de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT). O mucho nos equivocamos o las querencias del concejal tránsfuga, dedicado a tareas de Turismo, Policía Local, Playas y Urbanismo, le pueden más que el obligado interés general. A Juan Francisco Ramírez se le vincula con más intensidad de la que sería de desear con el presidente de Fecao, Jaime Bouzón, y con personas de su entorno. Por lo que parece natural pensar que, actuando en su defensa, al tránsfuga se le haya ocurrido que lo mejor es perseguir despiadadamente al propietario de la discoteca Chic, Rafael Cabrera, a la sazón vicepresidente de la FEHT. El resultado tiene todo el olor, el color y el sabor del más rancio estilo barriobajero de la política, por mucho que el alcalde, Marco Aurelio Pérez, se empeñe en mirar para otro lado.