Lo que nunca, ni siquiera en los tiempos de Soria y de Luis Larry en el hotel de los líos. Pepa Luzardo, a falta de siete escalones más, ha decidido blindarse en la secta planta en plan bestia. Si cualquier persona, sea quien sea, funcionario nivel 20 o nivel 30, trata de acercarse al recinto (no al despacho de la alcaldesa, sino al departamento de Alcaldía) es parado en seco por un conserje que no sabe dónde meterse para explicárselo a personas que, hasta el otro día, tenían franco el camino. Las nuevas normas obligan a llamar primero a las secretarias de Alcaldía, que han de consultar quién, cómo, dónde y por qué ha de producirse esa visita. Luego se autoriza o no se autoriza, y luego se llama al interesado o interesada para que se endomingue y tenga el enorme honor. Algunos funcionarios han decidido que tanto estrés no está hecho para ellos y anuncian que se esperarán en sus depachos, y si alguien quiere algo de ellos, que bajen a buscarlos.