El especial empeño que está poniendo José Manuel Soria en acabar con el sector de las renovables en Canarias carece de cualquier tipo de explicación que no conduzca a su indisimulable deseo de hacer daño, de extender el caos económico y político en el que él se acabe erigiendo en el deshacedor de entuertos. De momento empieza a tener muy escamados incluso a sus más conspicuos seguidores. Resultó muy elocuente escuchar este miércoles, en un vuelo de Binter Los Rodeos-Gando a un importante empresario del sector eólico relatar cuál es la realidad de las renovables en Canarias tras el decreto que acabó con sus bonificaciones y la introducción de nuevas imposiciones fiscales que, a juicio de las asociaciones patronales, ha terminado por dar un golpe de muerte al sector. El empresario en cuestión, que se cuidó mucho de pronunciar el nombre de Soria, contaba a su interlocutor, pasillo de por medio, cómo los proyectos decaen por mucho empeño que ponga la administración autonómica porque, cuando se evacúa informe al ministerio, éste responde con cajas destempladas. ¿El nombre del empresario? No hay problema en darlo: Ernesto Pérez Reyes, quien fuera consejero de Empleo y Desarrollo Local con el PP y con Soria en el Cabildo de Gran Canaria, y que compatibilizó ese puesto con la presentación de propuestas empresariales al fallido concurso eólico de 2004. Está encantado con las cosas de su admirado presidente regional.