A principios de octubre pasado, la Guardia Civil de Tráfico montó uno de sus dispositivos de control de velocidad en la Circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria, concretamente en el punto kilométrico 12,700, cerca de la rotonda que desemboca más adelante en el túnel de Tenoya. Allí había un disco de 60, y la inmensa mayoría de conductores acostumbra a circular muy por encima de esa velocidad. Por lo tanto, aquel fin de semana fue de altísimo valor para la caja del Estado, y de auténtica calamidad para los conductores sancionados. Pero el disgusto se tornó indignación cuando muchos de ellos, usuarios habituales de la vía, vieron cómo, a los pocos días, Carreteras cambiaba los discos de 60 por otros de 100, lo que significa que muchísimas de las personas multadas se habrían ahorrado la sanción. Porque no vamos a creer ahora que la Guardia Civil es alertada por el servicio de Carreteras para hacer rafia antes de que se acabe el chollo de la señal.