No se sostiene la aviesa teoría según la cual las instituciones públicas hacen muchas cosas pero no las comunican bien a la ciudadanía. Aznar es un ejemplo de ello: sale en TVE y consigue inmediatamente concitar en torno suyo una inmensa marea de unanimidad (para ponerlo a parir, es cierto, pero comunicar, lo que se dice comunicar, comunicó). En la misma teoría se ha instalado el que muchos consideran su sucesor a título de candidato, Eduardo Zaplana, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, que anda embarcado en un par de campañas publicitarias televisivas alguna de las cuales tiene su descaro. Pero sin necesidad de cruzar el charco, aquí cerquita, también disponemos de ejemplos sobre el furor comunicativo y publicitario que embarga a las instituciones una vez ven acercarse en el calendario una fatídica fecha electoral. El consejero de Educación, José Miguel Ruano, ha decidido echar un riqui-raca a los profes y las seños con una campañita que debe costar una pasta gansa, y total para decir que los enseñantes son unos tíos y unas tías cojonudos que, además, y aunque no lo diga el spot, votan y todo. Pero la guinda la pone, como siempre, el Ayuntamiento de Soria, provincia de Las Palmas, que ha puesto en circulación varios modelos de spots televisivos para contarnos la calidad y excelencia de los servicios municipales, que por lo visto han obtenido hasta diplomas acreditativos. No lo vamos a poner en duda nosotros, si bien es cierto que visto lo visto, cada vez que habla el PP hay que abrir una cuarentena de duda y desconfianza. Pero lo realmente llamativo de los spots es el guión de uno de ellos: “Las Palmas va bien”, comienza la voz en off. No sé si les sonará a algo. A nosotros, cantidad.