Todo apunta a que este fin de semana se empezarán a conocer los nombres oficiales y semioficiales de los elegidos para la gloria en el PP canario. No hay un procedimiento interno que permita cosas tan progres como las primarias, ni una carrera orgánica que pueda transparentarse de manera clara. Pero todo el mundo sabe a estas alturas que hay candidatos y candidatas que van sumando o perdiendo puntos, y no siempre por los mismos motivos. Ya hay candidatos, incluso, que tienen montada su oficina de prensa, sin ni siquiera haber sido oficialmente proclamados. También sabemos, por ejemplo, que en Tenerife ha perdido muchos respaldos Cristina Tavío, que ha administrado penosamente la crisis del Bragagate, pero la consuela que su enemigo más íntimo, Ángel Llanos, también ha resultado marcado en su espalda por el látigo de la indiferencia soriana. Mientras en Tenerife Soria deja que los suyos la encharquen y jueguen al pierde, en Gran Canaria se enfrenta a una lucha interior que le tiene el corazón partío. Porque el presidente del PP sólo tiene claro que no quiere a Pepa Luzardo saliendo derrotada a manos de Jerónimo Saavedra, pero le asalta la duda de cómo reaccionará el electorado ante candidatas como Mercedes Roldós, Rosa Rodríguez o María Australia Navarro, sus tres favoritas para encabezar listas. Y Cardona, claro, que se mueve y habla con muchos empresarios, periodistas y amigos para conocer el grado de respaldo social con el que contaría en el caso de aceptar ir de candidato a Las Palmas de Gran Canaria.