No ha estado muy acertado el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, con sus apreciaciones sobre los casos de corrupción en Canarias que, a su juicio, siempre “terminan en nada”. Sostiene el presidente que se monta un gran escándalo y al final no hay nada, salvo un “manchar la imagen” que no se puede aguantar. Esta afirmación tan irresponsable, que no anima precisamente a jueces, policías y fiscales a luchar contra la corrupción, merece por nuestra parte un pequeño repaso a casos que, como dice el presidente, acabaron “en nada”. Empecemos por el más antiguo, el escándalo eólico: un ex director general del Gobierno de Canarias (la divina providencia no quiso que apareciera Luis Soria en en tinglado) está a punto de sentarse en el banquillo de un juicio con jurado por ser el presunto centro de una trama dedicada a aprovecharse del concurso eólico de 2004. La Fiscalía Anticorrupción pide para Celso Perdomo nada menos que siete años de prisión por los delitos de malversación, cohecho y revelación de secretos. Los otros cinco acusados, entre los que se encuentra un funcionario de la Comunidad Autónoma, se enfrentan a penas de entre año y medio y tres años y medio de prisión. El caso no ha quedado “en nada”, sencillamente está pendiente de juicio.