La legalización de las 4.000 camas de turismo rural aprobada el sábado por el Parlamento ha dejado el mismo regusto que aquella sesión de 2007 en la que los mismos grupos parlamentarios aprobaron in extremis las camas de excepción a la moratoria turística, en cuyo lote iban las de Anfi del Mar. ¿Recuerdan? Efectivamente, las derivadas del viaje del salmón de José Manuel Soria en compañía del presidente de la empresa, Björn Lyng. A estas horas deben estar la mar de contentos todos los empresarios que cumplieron con la legalidad vigente y, en tiempo y forma, consiguieron sus correspondientes autorizaciones para actuar dentro de la normativa. Pronto veremos cómo este mismo Gobierno consigue legalizar la veintena de hoteles ilegales que hay en Lanzarote, operación que ya ha tenido dos episodios previos, las mociones de censura en el Cabildo de Lanzarote y el consiguiente decaimiento de su propuesta de que los transgresores compensaran al interés general para legalizar lo poco legalizable que hubiera.