No alcanzó las expectativas el primer culebrón televisivo nacido, criado y ensolerado en Canarias bajo los auspicios de la Televisión Canaria. El ente compró los primeros cuarenta capítulos con el afán de ir introduciendo el asunto en la audiencia y luego ir ampliando el contrato. Pero la audiencia no pasó nunca del 5% (más telespectadores en Gran Canaria que en Tenerife, que ya se sabe que en la isla redonda gusta mucho el melodramatismo), un registro que cualquier telenovela supera sin dificultad. El juramento de Punta Brava, que es como se llama el invento, costaba unos 36.000 euros por capítulo y su renovación está ahora pendiente de lo que decida el director general del ente, Daniel Cerdán, de cuyo futuro todavía no tenemos nada nuevo que aportar. Ése es otro culebrón del que les contaremos pronto el desenlace.