Comparecerá en breves fechas en la comisión parlamentaria que investiga el concurso eólico el que fuera director general de Industria en los tiempos de Luis Soria. Nos referimos a Celso Perdomo, que continúa guardando un espeso silencio sobre todo lo que ocurrió en aquellos agitados meses de 2004 y 2005. Perdomo no declaró en su día porque no fue convocado debidamente, y mucho nos tememos que de nada servirá su deposición porque no declarará. Y menos aún después de haber recibido del Parlamento la respuesta que ha recibido. Su abogado, Alberto Hawach, reclamó de la Cámara documentación sobre los asuntos a abordar en la comparecencia de su cliente, así como las normas de procedimiento por las que se rige esta comisión, pero se ha encontrado sin respuesta. Claro que no hay normas, ni se levantan actas, ni se deja hablar libremente a los comparecientes incómodos, ni se respeta el principio mínimo de que el que es investigado no se convierta en inquisidor. Por no hablarles de las previsibles conclusiones que pacte el PP con Coalición Canaria. Esperaremos por lo que cuente Celso Perdomo en otro momento y en otro lugar. Que hay lebranchos que conocen muy bien la pesca del tiburón.