Ahora toca ganar tiempo y recomponer la figura. Tras el varapalo sufrido por la política gubernamental en materia de extranjería, por ese especial empeño del PP en creerse dueño absoluto de las libertades, los juristas y los políticos tendrán que poner todo su empeño para que esta metedura de pata no suponga ni un escandaloso efecto llamada ni la puesta en libertad masiva de todos los inmigrantes retenidos actualmente. Y ello, sin violentar las leyes ni el espíritu de la sentencia. Un marrón. Proponemos al alcalde Soria que nombre hijo adoptivo de la ciudad a Enrique Fernández Miranda, al que España entera le debe esta gran chapuza, hecha a mayor gloria del facherío que nos invade y sin las más mínimas prevenciones jurídicas y de consenso político. Parece un buen momento para que el PP firme el pacto por la inmigración y recoja velas.