Ya le hablábamos el otro día de la chapuza que hace la constructora OHL en el barranco de El Lechugal, en Mogán. Es cierto que la empresa debe terminar la obra en plazo, porque sólo será entonces cuando pueda cobrar. Lo malo es que eso, lo de llevarse las perras, no puede ser a cualquier coste. En agosto, cuando se inaugure la vía, la satisfacción será general, pero en el invierno, si llueve, como es de desear, vendrán las lamentaciones. El otro día decíamos que era la forma de financiar la obra la que hace que el contratista no tenga margen de maniobra. Pero la responsabilidad es de la dirección facultativa. José Luis Martínez, ingeniero de Caminos, y Enrique Moreno, ingenierio de Obras Públicas, son los responsables que cuentan con una asistencia técnica de apoyo de millones en euros. Y no hace falta ir a congresos ni a semanas de carreteras para saber que la obra no puede quedar como pueden ver ustedes en la foto que acompaña estas líneas. No puede haber un proyecto así aprobado ni contratista que se atreva a dejar una obra de esta guisa. Recuerden cuando Francisco Alvarez Cascos inauguró la circunvalacion de Las Palmas de Gran Canaria calificándola de “colosal”. Pues colosal disparate podría ser el que nos deje el letrado Berriel, cuya falta de capacidad de gestión es fama que será dificilmente superable y por ello inolvidable.