El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
''Chivo espiatorio'' y ''amistad que nos procesamos''
La riqueza lingüística con la que Ricardo Costa preñó este martes su comunicado de explicaciones, excusas, acusaciones e insinuaciones, no tiene parangón en la historia reciente de la crónica política española, si exceptuamos, claro está, a nuestra Rita Martín, que sigue ocupando un lugar de honor en la iconografía de la coz a la palabra. Ricardo Costa dice en su comunicado que “algunos pretenden convertirme en un chivo espiatorio”, que debe ser una cabra, como la de la Legión, que en vez de servir de sacrificio expiatorio, se dedica, la muy puñetera, a espiar a sus compañeros de partido, como en Madrid. Compañeros que, en el caso de Luis Díaz Alperi, el que le regaló aquel famoso peluco de 25.000 euros, están exentos de expiación y de espionaje, dada la estrechísima relación que este ex alcalde guarda con Costa. Quizás por eso, el dimisionario secretario general habla del “cariño que nos procesamos”, como si ya le hubieran acercado un borrador del auto judicial correspondiente y se le fuera de repente el baifo. Dícese de la cría de la cabra espía.
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