Les salió regular la jugada del futbolín loco, porque por los pelos trincaron a un todavía perplejo Enrique Pérez Parrilla con una prevaricación administrativa, de esas que deben tener en investigación alrededor de 10.000 alcaldes de España. Les entró esa bola, pero a cambio se tuvieron que tragar algunas otras, como que Carlos Espino más parece estar relacionado con la operación Unión por ser el denunciante de una de sus variantes sureñas que como maletinero comisionista. Y se llevaron por delante no solamente la presunción de inocencia, el dejen trabajar a los jueces y policías, el chacho, chacho, que no hay sentencia firme que tantas veces han pregonado, para colocar este viernes al alcalde de Arrecife nada menos que como “acusado” de prevaricación. Eso a cuatro columnas en primera, pero menos mal que en la página 2, en un despiece de apoyo, el buen periodista que siempre fue Antonio F. de la Gándara explicaba claramente que “acusado” es aquel imputado que adquiere tal condición al finalizar la instrucción y cuando el fiscal o las acusaciones piden la apertura de juicio oral y formulan sus escritos de acusación.