Le están quedando monísimos al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria los nuevos contenedores de carga lateral que anda instalando por toda la ciudad y que a la empresa concesionaria de la recogida de la basura le va a aliviar en los costes del servicio. Todo sea por la buena marcha del negocio. Lo que no ha tenido en cuenta el Ayuntamiento es su sensibilidad para con el pequeño comercio, ese al que todo el mundo dice defender pero que resulta, a la hora de la verdad, machacado por todas partes. Les animamos que a que se fijen, por ejemplo, en la media docena de contenedores instalados en la calle de San Bernardo y cómo dos de ellos tapan casi por completo los escaparates de un comercio de regalos y decoración. Nos podemos imaginar el cabreo del comerciante, sobre todo teniendo en cuenta que hay lugares de sobra para no perjudicar a la actividad comercial y atender las necesidades de la recogida de basuras. Por cierto, ¿se habrá planteado el concejal Rafael Santana, que ayer supervisaba personalmente la colocación de los nuevos artilugios, la posibilidad de ir a los contenedores soterrados, como ocurre en otras ciudades civilizadas?