Hasta la Consejería de Hacienda de Canarias había dado el visto bueno a la operación promovida por el Cabildo, con la condición de que esa Corporación corriera con el 25% de la inversión, esto es, algo más de tres millones de euros. El Cabildo dijo que sí, y llegó la reunión de la comisión mixta Canarias-Estado. Doña Rita entró hecha un basilisco, refunfuñando porque se había enterado la tarde anterior de que el Cabildo había conseguido presentar un buen proyecto de adquisición de suelo que contaba con la bendición del Ministerio de Medio Ambiente y de la Consejería de Hacienda. Pero la doña dijo que no, que no estaba dispuesta a “dárselo todo a Gran Canaria”. Y se quedó tan fresca.