El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Los convenios, por la parte más estrecha
Puede sonar muy popular hacer trabajar hasta sobrepasar los límites del estajanovismo a los empleados de las empresas públicas. Se considera un buen gestor quien exige puntualidad, quien sólo permite quince minutos exactos de tiempo de desayuno, quien exprime a los trabajadores con el menor coste para la Administración y los sueldos más bajos del sector. Porque desgraciadamente se ha generalizado esa injusta fama de que todos los empleados públicos son unos gandules. Pero esos admirables gerentes pueden excederse en sus atribuciones y sobrepasar esas razonables exigencias. Así parece hacerlo Rafael Castellano, a tenor de lo recogido por CANARIAS AHORA de boca de trabajadores de Gesplan. Los convenios colectivos para cada actividad del amplio ramillete que abarca la empresa se aplican en sus versiones más estrechas, tanto si se ajusta como si no se ajusta el puesto de trabajo a lo que se contrata. No se pagan horas extras, a pesar de que muchos trabajadores dedican hasta doce horas diarias al empleo, generalmente cubriendo el horario de tarde y acudiendo por las mañanas para poder despachar con los jefes. Se aplica el muy oriental método de la silla caliente, que provoca ese espectáculo de empleados esperando a que un compañero abandone su ordenador para poder trabajar. No hay asuntos propios, y si hay que ir al médico en horario laboral, o se está de baja o se descuenta la jornada. Y no pierdas el tiempo en saludar al gerente por los pasillos porque sólo habla con los directivos. Un ambientazo, vamos.
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