“El País” colocó la noticia de Soria apoyándola con un artículo de opinión de Miguel Angel Aguilar con un significativo título: “la corrupción siempre es ajena”. Porque Soria, cuando se trataba de fustigar a los socialistas por Filesa o los Gal se llenaba la boca de palabras muy sucias, pero ahora que vive la enfermedad en sus propias carnes usa otra vara de medir: “Proliferan los imputados, nos aturden las grabaciones, se acumulan las pruebas y los afectados siguen atornillados a sus puestos. Aquellas decisiones de renunciar para mejor defenderse sin enturbiar los asuntos del propio partido brillan por su ausencia. Todos se sienten más abrigados al amparo del fuero que remite su procesamiento al Tribunal Supremo o al Superior de la autonomía donde ejercen”, dice Aguilar. También el editorialista del diario madrileño, Jesús Pradera, abordaba anteriormente los casos de corrupción del PP en su artículo “Presuntos Inocentes” donde sostenía que “el cohecho aceptado por Camps (como mínimo los trajes por importe de 12.000 euros recibidos de una empresa suministradora de la Generalidad) añade a su contenido delictivo un trasfondo hortera que ofende la estima colectiva de la sociedad valenciana”. Si la policía acusa a Soria de un cohecho vacacional de 70.000 euros a lo largos de los últimos años ?y sin contar el alquiler de la casa de Esquivel? los epítetos podrían aquí ser más gruesos porque “los presuntos inocentes a efectos procesales no siempre lo son a efectos políticos”, dice Pradera. Y no le falta razón.