El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Bajo coste, baja estofa
Air Madrid ha concentrado todas las miradas y las críticas de estas vacaciones de Navidad por el escándalo que ha producido su eficacísimo y muy logrado servicio público. Pero las cosas de esta compañía aérea de bajo coste han conseguido eclipsar en alguna medida los sucesos que siguen protagonizando las más tradicionales y aparentemente consolidadas compañías aéreas convencionales, por llamarlas de modo amable. Varios pasajeros de un vuelo de Spanair que el pasado jueves debió salir de Barajas a las 21.50 rumbo a Gran Canaria relatan una sucesión de acontecimientos muy poco gratificantes. El vuelo fue reprogramado (bonito palabro para jeringar al personal) para las 23.45. Llegado el crucial momento, dos operarios del handling Newco trataron de atender al personal con una insuficiente aunque loable voluntad: los pasajeros de clase business preguntan qué fue de aquella prioridad para embarcar. Es que tenemos overbooking (anda, qué bonito, sesenta personas de más, que no caben en la plataforma). Y vuelven los de la clase business, que se encuentran de repente que son 108, frente a 48 en turista, que ya se imaginarán cómo iban de bien tratados. Situación esperpéntica: ¿dónde está la cámara oculta? Tranquilos, que embarcamos todos. Pero, ¿hay alguien de Spanair por ahí? Viva la compañía, que los desembarcó en Gando a las cinco y diez de la madrugada. Y que viva el bajo coste.
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