En estos momentos no estamos en disposición de informarles qué suerte van a correr estas conversaciones tan suculentas entre el presidente del Gobierno y el alcalde de Arona. No sabemos, por tanto, si el juez que instruye la Operación Edén (otro caso de corrupción urbanística municipal en Canarias) va a abrir pieza separada y, consecuentemente, empaquetarla rumbo a la Sala de lo Civil y Penal del TSJC o si, por el contrario, ha enrollado los folios en cuestión en forma de cono y se los ha tragado enteritos para mejor proveer. A estas alturas aún no consta que haya hecho alguna de esas dos cosas. Nelson Díaz Frías, que así se llama su señoría, debe estar al corriente de la suerte que corrió su compañero Alexis Reyes, el primer instructor de la Operación Góndola, a cuyas manos llegaron las conversaciones entre el presidente del Gobierno, el consejero de Medio Ambiente, el jefe del Gabinete del presidente del Gobierno y el empresario Santana Cazorla. Reyes mandó su piececita separada para las alturas y se terminó llevando un chorreo del TSJC por haber osado dudar del inmaculado proceder de tan señeras instancias de la nacionalidad. Ha acabado en un juzgado de familia, impresionado aún por el poder que tienen en Canarias los aforados y asimilados.