Antes de que corriera como la pólvora esta colosal metedura de pata del secretario general del PP canario, el principal afán de los directivos de ese partido en las Islas era confirmar sus sospechas de que el que había filtrado a los periódicos las cuentas del grupo municipal había sido Ángel Llanos, el principal damnificado del cambio de rumbo ejecutado en el Ayuntamiento de Santa Cruz tras la recomposición del pacto con ATI. Hasta tal punto sospechaban de él, que Cristina Tavío y Manuel Fernández llegaron a pedir este miércoles al alcalde, Miguel Zerolo, que lo destituyera como concejal de Recursos Humanos, que es a lo que ha quedado reducido su protagonismo político tras haber tocado el cielo a la derecha de su excelencia, José Manuel Soria. Zerolo les dijo que no estaba seguro de que esa filtración tuviera esa procedencia, sobre todo porque se trata de un informe de la Intervención que tiene tres años, que ha pasado por decenas de manos y que todo Santa Cruz daba por hecho que la que lo había trasladado cariñosamente a los medios había sido la ex concejal de Ciudadanos Odalys Padrón. Nosotros no vamos a contar cómo nos llegó, pero si fuéramos del PP haríamos una nueva indagatoria, a ver qué resulta.