El discurso de la señora Hidalgo es el que vienen repitiendo desde que se conoció el sablazo los dirigentes del Partido Popular en Canarias cuando se les pregunta directamente cómo es posible que la segunda comunidad con mayor índice de paro vea reducidos a cero los 42 millones de euros asignados para cubrir uno de los grandes agujeros negros de esta sociedad: la baja cualificación y la escasa formación de gran parte de los parados isleños. Los peperos canarios resaltan datos que, sin ser falsos en su totalidad, sí resultan fácilmente manipulables. Es verdad que en el pasado el PIEC, que adoptó ese nombre para tapar los malos recuerdos del ICFEM, no alcanzaba ni de lejos los resultados deseables y servía mayormente para financiar a asociaciones empresariales, sindicatos y algunos elementos y elementas de mal vivir y peor justificar. Pero aquellas disfunciones se corrigieron en gran medida, y aun partiendo de que todo es mejorable en la gestión política, es evidente que la solución para evitar el despilfarro no es cortar por lo sano y dejar a los desempleados sin políticas de reinserción laboral. Las exigencias a agentes operadores de la formación son muy altas y aun así el PP habla de evaluar o de conseguir unos resultados que nadie es capaz de garantizar en número de recolocados. Más bien se trata de a) recortar recursos económicos en las capas de la sociedad que más lo necesitan, y b) quitar a las comunidades autónomas más autonomía y más mecanismos con los que actuar políticamente, como les corresponde. Ya se podrán ustedes ir imaginando cómo va a diseñar Madrid los cursos de formación para desempleados canarios. Cuando vean un anuncio de montador y mantenimiento de calefacción central se van a acordar de la señora Hidalgo. Y su ministra Báñez.