El líder ya habló, y el líder ha convocado el congreso regional del Partido Popular que habrá de refrendarlo como el más grande, poderoso, generoso, brillante, genial e indiscutible presidente de todos los tiempos. Los primeros datos que van llegando apuntan a que será un conclave de apoteosis soriana, sin nadie de relumbrón ocupando sitios que pudieran proyectar la menor sombra sobre el objetivo principal, el enaltecimiento del patricio y futuro candidato presidencial en 2015. Dado que se celebrará en Tenerife, Soria ha colocado como presidenta del congreso a la lideresa local, Cristina Tavío, que debe estar en estos momentos descifrando qué mensaje encierra ese encargo puramente testimonial. Y como organizadora máxima, el líder ha puesto a una incondicional, María del Carmen Hernández Bento, actual delegada del Gobierno, un cargo institucional que generalmente obliga a sus titulares a alejarse prudentemente de la primera línea partidaria, dada su condición de jefa de la Policía y de la Guardia Civil, con dedicación plena a tareas gubernamentales. No es una idea feliz, pero cualquiera le quita a Soria la ilusión por rodearse exclusivamente por incondicionales en una apoteosis de este calibre, con tantos ojos mirando a ver si alguien levanta una ceja para discrepar mínimamente.