Primer escenario: lo acontecido estas semanas en Las Palmas de Gran Canaria como reflejo de lo que pasó durante el mandato de José Manuel Soria como alcalde. Nos referimos a las resoluciones judiciales conocidas sobre asuntos como Pavía o el canódromo, a los que habría que añadir cuestiones aún no judicializadas por lo penal como Isolux o La Favorita. ¿De qué son consecuencia? ¿De gobernar de espaldas al Estado de Derecho o de una forma de gobernar asimilable a las administraciones más corruptas del planeta? ¿O de incompetencia que así asumida comportaría cuestionar no sólo a políticos sino también al cuerpo técnico de ese Ayuntamiento en pasadas legislaturas? Por lo que vemos y vamos sabiendo, lo acontecido en ese Ayuntamiento en pasadas legislaturas sobrepuja a la llana a todos los casos abiertos de corrupción, de forma que el affair Mazzoti y su factory es perra chica frente a lo que al parecer sucedió en el hotel Metropol. Y el ciudadano se pregunta ¿alguien va a investigar, acaso la fiscalía, o nos quedaremos en la luna de Valencia? Lo segundo, ¿verdad?