Tiene razón Lucas Bravo de Laguna, concejal emergente del PP de Santa Brígida, cuando dice que los concejales de la oposición no tienen por qué conducirse con gritos e insultos. Los pronunciaron el martes por la noche a raíz del empeño del PP de no dejarles entrar en una asamblea vecinal celebrada en el cine de la villa. En lo que no parece que tenga mucha razón Lucas Bravo de Laguna es en andar reclamando a sus opositores disculpas por tales hechos porque quizás, por seguir un orden cronológico, debe ser el grupo de gobierno quien primero se excuse por impedir, policía local mediante, que unos representantes ciudadanos pudieran estar presentes en una reunión abierta al vecindario y sólo cerrada para ellos. Pero ya se sabe que al PP le gusta más exigir una disculpa que a un tonto un lápiz. Lo dijo Aznar: a mí nadie me ha pedido disculpas por los ocho siglos de infieles que padecimos en España.