Les recomendamos que estén muy atentos a Paquita Luengo, la viceconsejera de Industria y Energía, que anda muy activa desde que tomara posesión de su cargo. Acaba de llegar de Madrid de conseguir del Gobierno 500 millones de euros para un proyecto consistente en almacenar la energía de los parques eólicos a través de los saltos de agua de las presas (y balsas) de islas como Tenerife, Gran Canaria, La Palma y El Hierro. Es, por lo que dicen los expertos, un complejo sistema por el que los excedentes de energía en momentos valle de consumo se utilizan en bombear el agua de las presas más bajas a las más altas para luego reutilizar esa energía con los saltos. Anda la viceconsejera, en el pasado azote de las ineptitudes en los concursos eólicos, a punto de desbloquear los parques que resultaron adjudicados en la última convocatoria y que, por una cosa o por la otra, duermen el sueño de los justos retrasando la urgente introducción de más energía renovable en uno de los lugares más privilegiados del mundo para su explotación. Dice Luengo que cada megavatio de potencia eólica instalada genera quince empleos directos, por lo que si multiplicamos quince por los 415 megavatios trabados por la burocracia autonómica, la cosa suma más de 6.200 puestos de trabajo. Sumen a eso el resto de proyectos energéticos y créanse que ese es un buen camino. ¿Cómo es posible que estemos tardando tanto?