Es cierto que el mundillo empresarial utilizó a Suárez Gil como herramienta útil para alcanzar unos posicionamientos que se habían perdido por la falta de dedicación efectiva de sus antecesores. El Zorro es hombre de mucho tesón y empeño, pero los deseos de sus patrocinadores quedaron pronto ampliamente defraudados al descubrir que detrás de aquella fachada de súper coordinador se escondía realmente una gran pantomima. Tadeo lo llevó en su lista pero tardó muy poco en sacudírselo de encima para devolver a la Cámara la dignidad institucional y las buenas relaciones inter asociativas perdidas. Ahora Suárez Gil vuelve a intentarlo escamoteando su nombre tras el de otros como Luis Hernández, al que quieran aupar a gerente del tren de Gran Canaria; Jaime Cortezo, cuyo único afán es sacar adelante la operación del islote del Francés, y Francisco Rodríguez Batllori, que aspira a poder seguir de funcionario liberado otros cuadro años más. Un modelo y otro es lo que se dilucidará en las elecciones camerales del próximo día 20. Y ahora los empresarios parecen no querer dejarse engañar.