Se equivocan los que aseguran que el documento no llegó a tramitarse, que las cartas a La Zarzuela y a La Moncloa no habían salido del Parlamento cuando estalló el escándalo. Eran las 19.25 cuando Hernández Spínola se levantó y desde su escaño proclamó que había sucedido “un hecho muy grave” en esta Cámara. A esa hora ya estaba en el aeropuerto de Los Rodeos el secretario general del Parlamento, José Ignacio Navarro, que se disponía a tomar el vuelo de Iberia 951 con destino a Madrid, que sale a las 19.50. Llevaba en su cartera los documentos para agilizar su tramitación llevándolos en mano a sus destinatarios. Pero recibió una llamada telefónica desde el Parlamento instándole a regresar de inmediato. Lo adelantó este jueves La Opinión de Tenerife, y diferentes fuentes lo confirmaron a este periódico. Navarro ha dimitido porque considera que se ha hecho una utilización política de unos trámites administrativos. Comprendemos su cabreo, pero no tiene razón en su planteamiento, porque estamos ante un verdadero escándalo que da la medida de lo que a algunos les importan las cosas bien hechas.