Porque, efectivamente, José Manuel Soria debe haber testado que le reporta buenos resultados acojonar a las fuerzas del orden público para que, llegado el momento de investigar cosas que le atañen, se corten un pelo hasta el punto de terminar mirando para otro lado. Cualquier situación que se produzca le sirve para estos propósitos, y cuando no es una espectacular detención que él ha descrito como holliwoodiense, es una detención tan discreta y suave como la que ha sufrido su correligionaria Inmaculada Acosta, que fue citada por la Guardia Civil por teléfono, algo que también es ahora motivo de crítica. Esa detención, o como se llame, fue el pasado día 23 y la noticia se ha conocido una semana después, lo que desmonta por completo cualquier teoría del complot mediático. Además, es muy difícil sostener esa conspiración cuando las investigaciones empezaron hace un año en Cádiz, y no se investigaba al PP sino a un sindicato independiente cuyas aventuras han terminado en una institución dirigida por militantes del partido del señor Soria, fitetú qué cosas. ¿Qué puede hacer la Guardia Civil ante algo así? ¿Pedirle la venia a su Excelencia?