Hay perretas que parecen no tener cura, y la que el insigne faro de Nivaria ha cogido con el matrimonio formado por Paulino Rivero y Ángela Mena ya ha adquirido ese grado. De un tiempo a esta parte no hay comentario editorial de entre semana o carta pastoral dominical que no incluya una referencia o un monográfico a la pareja presidencial con motivo de los avatares que el dueño del periódico El Día está viviendo en los juzgados desde que a) su empresa, Editorial Leoncio Rodríguez, S.A., no obtuviera frecuencia en el concurso de radios, y b) el acalorado editor respondiera con una serie de noticias falsas sobre empresas multimillonarias y de dudosa reputación instaladas en México lindo. La deriva pepitiana ha adquirido ya tintes verdaderamente preocupantes, y no particularmente para los destinatarios de sus insultos, que se defienden con la parsimonia que permiten los tribunales de justicia, sino para el mismísimo editor y la empresa a cuyo frente se encuentra. Este martes abrió a cinco columnas la edición de papel de El Día con este a modo de cebo de su artículo editorial: “Antes de que explote Canarias, conviene que desaparezcan Rivero y su esposa, que se ha revelado no como una peninsular aclimatada, sino como una goda que quiere mandar hasta en la Justicia. Como una advenediza política desesperada por que la Justicia dicte sentencia antes incluso de que se celebre el juicio”. Una proclamación de abiertas hostilidades de este calibre (si es que no estaban ya declaradas) hace que nos ahorremos mayores explicaciones de cómo anda el patio.