Todo empezó en noviembre de 2006, con unas lluvias que obligaron a Emalsa a reparar el antiguo colector de saneamiento que recorre la calle Real del Castillo, en el barrio de San Nicolás, Triana Alta, como todo el mundo sabe. Esas labores consistieron en la sustitución de 35 metros lineales de colector, con un diámetro de 300 milímetros. A principios de 2007, la alcaldesa solicitó con instrucciones precisas la renovación completa de ese mismo colector, para lo cual se acometieron nuevas obras, en esta ocasión consistentes en la sustitución de 170 metros lineales de tubería de polietileno de 400 milímetros, más la adecuación de catorce pozos o arquetas. Esas obras costaron 180.000 euros, de los que el Ayuntamiento asumió 40.000 y Emalsa los 140.000 restantes. Y puestos a abrazar la pulcritud que de repente ha descubierto la ex alcaldesa, digamos que la financiación de esas obras por parte de Emalsa se llevó a cabo con una partida no incluida en su presupuesto anual. Desconocemos de dónde salieron los 40.000 de las arcas municipales.